Desde hace meses, el malestar en el sector veterinario ha ido creciendo a raíz de la entrada en vigor del Real Decreto 666/2023 de Medicamentos Veterinarios. La norma, impulsada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), ha provocado una profunda crisis entre los profesionales del ámbito, quienes denuncian que dificulta su labor y repercute negativamente en el bienestar animal. Ahora, ese descontento ha estallado con una petición formal de dimisión dirigida al titular de la cartera, Luis Planas.
Una carta que lo dice todo
El Comité de Crisis Veterinaria, que aglutina a asociaciones profesionales, científicas, empresariales, sindicales y académicas del sector, ha enviado una contundente carta al Ministerio en la que exige la dimisión inmediata del ministro. El documento, registrado oficialmente, refleja una «indignación y profunda preocupación» por las consecuencias que, aseguran, ya son palpables en clínicas, hospitales veterinarios y centros de atención animal de todo el país.
En la carta, los veterinarios denuncian que el Real Decreto ha provocado que los profesionales estén «sometidos a una presión psicológica creciente, que expresan miedo, ansiedad y frustración por verse obligados a trabajar bajo normas absurdas, restrictivas y alejadas del conocimiento científico disponible». A esto se suma la denuncia por los retrasos en el acceso a tratamientos esenciales, que en muchos casos dejan a los animales sin la medicación adecuada o los obligan a sustituirla por alternativas menos eficaces.
Burocracia asfixiante y sin valor clínico
Uno de los puntos más conflictivos de la nueva normativa es, según el Comité, la «carga burocrática inútil», que consume horas de trabajo antes destinadas a la atención directa a los animales. La organización señala que esta burocracia no aporta eficacia sanitaria ni mejora la seguridad o la trazabilidad de los medicamentos, algo que además no exige la Unión Europea.
Los veterinarios también alertan del impacto sobre los propietarios de animales, quienes reciben información contradictoria y se ven envueltos en situaciones angustiosas al no poder acceder con rapidez a los tratamientos necesarios para sus mascotas. Los centros veterinarios, por su parte, denuncian estar al borde del colapso por tener que dedicar tiempo desmesurado a un sistema de prescripción ineficaz.
Movilizaciones masivas ignoradas por el Ministerio
Pese a la creciente tensión, el Ministerio no ha dado señales de querer dialogar. Desde el pasado 2 de enero, afirman los veterinarios, no ha habido ni una sola reunión entre el ministro y los representantes del sector, a pesar de las múltiples solicitudes formales presentadas. Esta falta de interlocución ha sido la gota que ha colmado el vaso para los profesionales sanitarios, que denuncian sentirse completamente ignorados.
Durante los últimos meses, las protestas han tomado fuerza. Más de 7.000 veterinarios se manifestaron en ciudades como Barcelona, Valencia, A Coruña, Oviedo o Madrid. El 5 de marzo, unos 5.000 profesionales se concentraron frente al Ministerio y no fueron recibidos por ningún representante. El 26 de marzo, otras 12.000 personas se manifestaron en delegaciones y subdelegaciones del Gobierno en todo el país.
El sector pierde la confianza en Planas
En su comunicado, el Comité de Crisis Veterinaria señala que el ministro ha legislado sin conocimiento técnico, imponiendo una norma que no mejora la sanidad animal ni el uso racional de los medicamentos. Además, consideran que ha perdido la confianza del colectivo y no está capacitado para seguir liderando una cartera que requiere diálogo, conocimiento científico y sensibilidad.
La carta termina con una petición rotunda: «Por todo lo expuesto, y dada su reiterada falta de respuesta y sensibilidad ante una crisis que usted mismo ha generado con su gestión, le exigimos que asuma responsabilidades y presente su inmediata DIMISIÓN como Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación». Una demanda clara que, de no atenderse, podría desembocar en nuevas protestas y un endurecimiento de las movilizaciones.
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